En estos tiempos y de manera permanente escuchamos acerca
de la corrupción asociada generalmente a los estamentos gubernamentales, sin
embargo creemos que esto va mas allá extendiéndose a los diferentes ámbitos,
del quehacer humano y de alcance global.
El 31 de octubre de 2003, la Asamblea
General aprobó la Convención de las Naciones Unidas
contra la Corrupción, que entró en vigor en
diciembre de 2005, en su portada contra la corrupción la ONU,
lo define así “La corrupción es un
complejo fenómeno social, político y económico, que afecta a todos los países.
Por ejemplo, socava las instituciones democráticas al distorsionar los procesos
electorales, pervertir el imperio de la ley y crear atolladeros burocráticos,
cuya única razón de ser es la de solicitar sobornos.”
La corrupción se inicia
cuando las circunstancias se conjugan para manifestarse, también cuando hay o
existe la voluntad humana para perpetrarse, violentándose así el orden de las cosas o circunstancias en
provecho propio. El hombre en su afán de de minimizar justificar o aminorar el
impacto moral y sus consecuencias materiales clasifica y manifiesta los
diferentes niveles de corrupción, se piensa que no es igual hurtar un lápiz que
un bien material de mayor cuantía, como un automóvil por ejemplo y que en todo
caso el delito hecho y la penalización no guardaría relación entre el primero y
el segundo.
Sin embargo desde el punto
de vista bíblico y moral esto si guarda relación, la corrupción no debe suceder
en ningún momento y bajo ninguna circunstancia
porque el tema no pasa solamente por el monto o cuantía, si no por la intención y la acción
claramente definida “EL BENEFICIO O PROVECHO PROPIO “, dejando de lado el
escrúpulo, la buena fe y la buena conciencia, sin medir las consecuencias que
esta traerá al corrupto al ser descubierto, sancionado o penalizado y al agraviado objeto de corrupción, afectado no solamente
económicamente sino moralmente porque los actores fueron gente de confianza y
trabajaron para el interior de su organización, de quienes esperaron lealtad y honradez entregándoles la confianza sin ninguna
sospecha previa.
La corrupción se da por
falta de control, fiscalización y supervisión, no hay mecanismos de control
efectivo o estos han sido vulnerados, debido al exceso de confianza hacia las
personas o sistemas de seguridad, seguida de la no rendición de cuentas,
pudiendo ser imperceptibles o finamente
ocultados. Si no estamos alertas y decimos NO A LA CORRUPUCION podemos caer y ser parte de ella, siendo un
eslabón más o parte de esta red.
Los daños causados por la
corrupción es incalculable desde el punto de vista económico, agraviando al
objeto de corrupción, pasando por lo social, pues en esto se ven involucrados
mas de una persona; familiar, ya que al ser descubiertos y penalizados la
familia es expuesta a la sociedad, asimismo de orden moral y espiritual, por la
lejanía de estos principios básicos de convivencia y de principios cristianos
para la vida.
Para prevenir la
corrupción, se deben activar sistemas de control, fiscalización y supervisión
permanente, siendo revisados y probados periódicamente. Revisar y vigilar los procesos de gestión, de
fabricación y de seguridad, bajo responsabilidad de aquellos que están en la
jefatura correspondiente.
(Publicado por el Editortor en Rio das Ostras
Jornal edición 100/junio 2015)
Posted by Unknown
En estos tiempos y de manera permanente escuchamos acerca
de la corrupción asociada generalmente a los estamentos gubernamentales, sin
embargo creemos que esto va mas allá extendiéndose a los diferentes ámbitos,
del quehacer humano y de alcance global.
El 31 de octubre de 2003, la Asamblea
General aprobó la Convención de las Naciones Unidas
contra la Corrupción, que entró en vigor en
diciembre de 2005, en su portada contra la corrupción la ONU,
lo define así “La corrupción es un
complejo fenómeno social, político y económico, que afecta a todos los países.
Por ejemplo, socava las instituciones democráticas al distorsionar los procesos
electorales, pervertir el imperio de la ley y crear atolladeros burocráticos,
cuya única razón de ser es la de solicitar sobornos.”
La corrupción se inicia
cuando las circunstancias se conjugan para manifestarse, también cuando hay o
existe la voluntad humana para perpetrarse, violentándose así el orden de las cosas o circunstancias en
provecho propio. El hombre en su afán de de minimizar justificar o aminorar el
impacto moral y sus consecuencias materiales clasifica y manifiesta los
diferentes niveles de corrupción, se piensa que no es igual hurtar un lápiz que
un bien material de mayor cuantía, como un automóvil por ejemplo y que en todo
caso el delito hecho y la penalización no guardaría relación entre el primero y
el segundo.
Sin embargo desde el punto
de vista bíblico y moral esto si guarda relación, la corrupción no debe suceder
en ningún momento y bajo ninguna circunstancia
porque el tema no pasa solamente por el monto o cuantía, si no por la intención y la acción
claramente definida “EL BENEFICIO O PROVECHO PROPIO “, dejando de lado el
escrúpulo, la buena fe y la buena conciencia, sin medir las consecuencias que
esta traerá al corrupto al ser descubierto, sancionado o penalizado y al agraviado objeto de corrupción, afectado no solamente
económicamente sino moralmente porque los actores fueron gente de confianza y
trabajaron para el interior de su organización, de quienes esperaron lealtad y honradez entregándoles la confianza sin ninguna
sospecha previa.
La corrupción se da por
falta de control, fiscalización y supervisión, no hay mecanismos de control
efectivo o estos han sido vulnerados, debido al exceso de confianza hacia las
personas o sistemas de seguridad, seguida de la no rendición de cuentas,
pudiendo ser imperceptibles o finamente
ocultados. Si no estamos alertas y decimos NO A LA CORRUPUCION podemos caer y ser parte de ella, siendo un
eslabón más o parte de esta red.
Los daños causados por la
corrupción es incalculable desde el punto de vista económico, agraviando al
objeto de corrupción, pasando por lo social, pues en esto se ven involucrados
mas de una persona; familiar, ya que al ser descubiertos y penalizados la
familia es expuesta a la sociedad, asimismo de orden moral y espiritual, por la
lejanía de estos principios básicos de convivencia y de principios cristianos
para la vida.
Para prevenir la
corrupción, se deben activar sistemas de control, fiscalización y supervisión
permanente, siendo revisados y probados periódicamente. Revisar y vigilar los procesos de gestión, de
fabricación y de seguridad, bajo responsabilidad de aquellos que están en la
jefatura correspondiente.
(Publicado por el Editortor en Rio das Ostras
Jornal edición 100/junio 2015)
0 comentarios: